Xé, que bò!
En les classes del segon curs d’Infantil estem recopilant informació dels menjars i postres típics de Sagunt i la Comunitat Valenciana. Estan aprenent molt gràcies a les imatges que ens heu portat i les diverses activitats que estem realitzant a l'aula.
En classe parlem sobre els aliments típics, els dibuixem, contem quants n'hi ha, els classifiquem segons siguen per a dinar o berenar...
...modelem plastilina per a fer els nostres "productes de la terra". Endevina cada cosa què és: en la imatge n'hi ha suc de taronja, xocolate amb xurros, buñols, coquetes de San Blai, fartons, rosquilla d'anís i una paella amb caragols.
Ens agradaria que al llarg d'aquestes dues setmanes ens enviareu tota la informació que pugueu sobre les falles: vestits de fallers i falleres, moments importants de les falles, masclets i altres costums... bé siguen en fotografies, retalls, videos...
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Antes de comentar, queremos contarte un pequeña fábula de Sócrates:
Al margen de que esta historia sea cierta o no, puede hacerte reflexionar sobre las cosas que dices cada día.
Cuentan que un día un conocido se encontró con el filósofo y le dijo:
—Sócrates, ¿sabes lo que acabo de oír acerca de un amigo tuyo?
—Espera un momento —replicó Sócrates—. Antes de continuar me gustaría que pasaras un pequeño test a lo que vas a decir. Lo llamo el triple filtro.
—¿El triple filtro?
—Eso es. Antes de que digas nada sobre mi amigo puede ser una buena idea tomar un momento y filtrar lo que me vas a decir. El primer filtro es el de la verdad. ¿Estás completamente seguro de que lo que me vas a decir es verdad?
—No —respondió el otro—. Solamente acabo de escucharlo…
—Está bien —dijo Sócrates—. Entonces no sabes si es cierto o no. Ahora el segundo filtro, el de la bondad. ¿Es acaso bueno lo que vas a decir sobre mi amigo?
—No, más bien todo lo contrario.
—Así que lo que me vas a decir es malo, y realmente no sabes si es cierto. Bien, todavía queda el filtro de la utilidad. Lo que me vas a contar sobre mi amigo, ¿es útil para mí?
—No, probablemente no.
—Bien —continuó Sócrates—. Desconoces la veracidad de lo que me quieres decir. Además es malo e inútil. ¿Entonces para qué quieres contármelo?
Gracias por tu tiempo y tu comentario veraz, sincero y constructivo.